Tengo dos buenas noticias, y las dos las ilustra la imagen que encabeza estas líneas.
La primera es la reedición por Austral de Imán, de Sender, con introducción extensa de un servidor. Como ya conté aquí mismo, se trata de una edición revisada y en ella se han subsanado algunos errores de transcripción que había en la de 1976, que era hasta ahora la de referencia.
La novedad es la cubierta, en la que, en lugar de la que tuvo la primera edición de este texto ya revisado —donde se veía a un oficial francés— ahora van tres soldados españoles cubriendo una posición de la guerra marroquí. Se trata una de las muchas fotografías excelentes que nos dejó ese artista de la cámara llamado Alfonso. Esta imagen no sólo es más pertinente que la anterior; también hace justicia a esa pobre gente que fue la que puso el dolor y los muertos, a ese soldadito español de la guerra africana para quien la novela de Sender supo ser la más sobrecogedora elegía.
La segunda noticia es la edición en bolsillo de Nadie por delante, una colección de relatos basados en los hechos de armas reales vividos por los soldados españoles del siglo XXI en el norte de África, Irak y Afganistán. Ya no se trata de soldados de leva, como en las guerras africanas; son profesionales que en la mayor parte de los casos van voluntarios a las misiones. Sin embargo, tienen algo en común con aquellos: muchos de sus conciudadanos viven de espaldas a sus dificultades y sus sacrificios, en una sociedad donde, por otras razones, también son quienes tienen menos los que acaban tomando las armas para ir a luchar a lugares hostiles.
Quienes me conocen saben que siempre celebro estas ediciones de bolsillo, que son las que les dan vida larga a los libros, las que les permiten llegar a todas las manos. También a las escuelas, donde creo que no sobraría que se conociera mejor lo que al soldadito español, de ayer y de hoy, le tocó afrontar en un mundo donde la guerra, tristemente, no deja de ser motor de la Historia.
